martes, 10 de febrero de 2015

Enseña a tus hijos a razonar

Enseña a tus hijos a razonar Dicen que los niños en la edad del porqué preguntan sólo en parte por verdadera curiosidad. Más bien lo que ellos buscan cuando preguntan por qué algo, o para qué, o de quién es, es interactuar con el adulto. Es como si dijeran: “Mamá, hazme caso”, o “Papá, aquí estoy, platica conmigo”. Y claro, esa atención que piden hay que dársela.
Pero eso no quiere decir que tengamos que contestar a todas y cada una de sus preguntas, sin más ni más. Una idea muy original es aprovechar las preguntas de nuestros niños para enseñarles a pensar y a razonar, para acostumbrarlos a buscar por sí mismos las respuestas a sus interrogantes.
La sugerencia es que, cuando el niño pregunte “y por qué…”, “para qué…”, u otra cualquiera, en lugar de responder se le devuelva la pregunta: “Y por qué crees”, “Para qué crees que sirve…”, etcétera. Por supuesto que luego hay que poner atención a su respuesta, ya que sólo así el niño consigue su propósito y puede satisfacer su necesidad, que es captar la atención del adulto. Pero el adulto está consiguiendo un objetivo de la mayor importancia, y es hacer que el niño sea consciente de lo que pregunta, que observe lo que sucede. Es despertar, ahora sí, su curiosidad, y estimular su capacidad de razonar.
Con esta “técnica”, por llamarle de alguna manera, se acaban en primer lugar las hileras interminables de porqués, que son a veces tan desquiciantes. Pero lo más útil es lo dicho: formar el razonamiento de nuestros hijos. También nos permite convivir con ellos y conocer la forma como funciona su mente y cómo evolucionan sus pensamientos.
Y por añadidura, puesto que la lógica de los niños es tan diferente de la de los adultos, esta forma de convivir con ellos es algo que resulta, además, muy divertido y para papá y mamá es una forma gratificante de compartir el tiempo con sus hijos.
Deseo que estas sencillas ideas te resulten de utilidad.