miércoles, 7 de diciembre de 2016

La verdad detrás de la SEP y el bajo nivel académico

La educación en México es un grave problema. Es más, es un problema deprimente. Desde hace ya muchos años, en lugar de ir para arriba vamos para abajo, el nivel educativo de nuestros niños y muchachos deja mucho que desear en las confrontaciones académicas (y en cualquier otro tipo de comparación) con otros países. Y, también desde hace muchos años, reformas van y reformas vienen, cada una de ellas “ahora sí es la buena”, cada una de ellas con la supuesta intención de mejorar. Al menos en teoría, los que elaboran esas reformas son gente preparada, con experiencia en educación y saben lo que hacen. O, por lo menos, eso es lo que nos quieren hacer creer. Entonces cabe preguntar, ¿por qué el nivel educativo de los mexicanos sigue tan “por la calle de la amargura”?
Llevo años tocando puertas para que mis proyectos −promoción de la lectura infantil, ejercicios de lectura rápida, ejercicios de comprensión lectora, juegos didácticos, etc.−, lleguen a donde deberían llegar. Empezar en serio con un esfuerzo efectivo por formar niños y jóvenes lectores nos sacaría del hoyo, pero no se hace. Llevo años tocando puertas, y las puertas no se abren. Siempre me había preguntado por qué.
En una charla más o menos reciente con un amigo, él me hizo el comentario de que la escuela donde iba su hijo, cuando éste entró, tenía un nivel académico muy satisfactorio, era una escuela en la que se buscaba formar niños razonadores, exitosos. El lema de la escuela era “Todos a primer lugar”, y trabajaban para que eso fuera realidad. Pero en determinado momento llegaron funcionarios del gobierno y les exigieron bajar el nivel, bajo amenaza de cerrar la escuela (o cosas peores…) 
Entonces, todo me quedó claro. Me quedó claro por qué no se abren las puertas para mis propuestas de lectura, pero sobre todo me quedó claro por qué las reformas no sirven para mejorar la educación, por qué hay cada vez un porcentaje mayor de alumnos que no culminan ni siquiera la educación básica, mucho menos una carrera universitaria.
Digamos que, aunque suene un poco paranoico, es una especie de complot para mantener a la población mexicana en el nivel más bajo posible. ¿Qué por qué hacen eso? Bueno, la razón no la sé, aunque encuentro al menos dos posibles respuestas. En la primera, se trata de mantener a la población ignorante para poder manipularnos: para que los políticos puedan seguir comprando votos a cambio de tortas, refrescos y cachuchas; para que con escándalos como los fracasos de la selección nacional o las andanzas del chupacabras nos distraigamos y no nos quejemos de las barbaridades que hacen. Y para que sus hijos, ellos sí con una preparación un poco más completa obtenida en las mejores escuelas (particulares, ningún hijo de políticos de alto nivel va a escuelas oficiales) y en preparatorias y universidades en el extranjero, tengan mejores oportunidades que nuestros hijos, que los hijos de todos los demás mexicanos.
En la segunda respuesta, ese bajísimo nivel educativo es imposición de Estados Unidos (¿de quién más…?) México debe estar, para satisfacer los intereses de los gringos, mucho más abajo que ellos. No debe haber en México muchas iniciativas inteligentes, muchas empresas exitosas, para que no seamos una competencia seria. También esa es la razón de que los pocos que –no gracias a la educación oficial, sino a pesar de ella− logran llegar a niveles superiores de preparación, como en México no hay campo suficiente de desarrollo (claro, uno o dos en mil difícilmente pueden llevar a cabo verdaderos proyectos nacionales) son “jalados” por el país vecino para desarrollarse allá, y para beneficiar a aquel país en lugar de al nuestro.
¿Hay alguna solución a tan negro panorama? Sí, sí la hay, pero implica nadar contra corriente, y contra una corriente muy fuerte. Los mexicanos podemos y debemos prepararnos a pesar de nuestro gobierno, casi puedo decir, en contra de nuestro gobierno.
Empecemos por leer y hacer lectores a nuestros niños y también por desarrollar en ellos la capacidad de razonamiento. Si te interesan mis sugerencias, busca algunas ideas en artículos anteriores en este mismo blog.