lunes, 14 de marzo de 2016

La educación es asunto nuestro

De un tiempo acá, a quienes nos interesa el estado de la educación en México (y probablemente en otros países de Latinoamérica suceda lo mismo) hemos visto que ha decaído en picada. Suele decirse que lo importante no es buscar culpables, pero en este caso sí es importante para saber qué hay que hacer para ponerle remedio.
El principal aspecto a señalar es el empobrecimiento progresivo de los programas educativos, y ello no sólo los que se aplican en las escuelas a donde acuden nuestros niños y jóvenes, sino también aquellos programas que siguen los que se forman como maestros. Al decir que se han empobrecido me refiero a que cada vez aprenden menos. Como ejemplo, en la asignatura de Español los niños ven lo mismo una y otra vez desde segundo o tercero de primaria y hasta tercero de secundaria. ¿Qué es eso que ven, que es tan importante para que lo repitan y lo vuelvan a repetir? Las situaciones comunicativas.
No discuto la importancia de que los niños y los jóvenes conozcan y aprendan a llevar a cabo mesas redondas, entrevistas y debates, y cómo se hace un artículo periodístico, un guión radiofónico, o que reconozcan las diferencias entre el mito, el cuento y la leyenda. Pero no son temas demasiado complicados y, en cambio, le han quitado casi por completo el tiempo dedicado a temas de gramática y de ortografía. De repente, y hasta parece que es casi por accidente o por llenar el espacio de media página que sobraba en los libros, se incluye un brevísimo comentario sobre las categorías de las palabras o sobre alguna regla de ortografía. ¿Qué de extraño tiene entonces que, al llegar a la preparatoria y sobre todo a la universidad, les rechacen los trabajos y las tesis porque están mal redactadas? ¡Si nadie les enseñó nunca a escribir con corrección!
En la asignatura de Matemáticas no conozco los programas, pero sí una alarmante situación: los muchachos de preparatoria no saben las tablas de multiplicar, y he visto jóvenes de veintitantos años realizando las sumas más elementales ya no digamos mentalmente, ni siquiera con lápiz y papel, sino en la calculadora. Es cierto, la calculadora es una herramienta muy útil que ahorra mucho tiempo y errores, pero también es cierto que es indispensable saber hacer lo más sencillo de otra manera, sobre todo el cálculo mental, para desarrollar la capacidad intelectual e inclusive para mantener activas las neuronas y prevenir, a futuro, males como el Alzheimer.
Esto es lo que me lleva a decir que la educación es asunto nuestro, más que del gobierno. Hasta donde puedo ver, nuestro gobierno no se ha hecho cargo de la educación como debe ser. De aquí mi invitación a todos, pero sobre todo a los papás de niños pequeños, a hacerlos lectores ellos mismos, en casa, y no esperar que lo hagan en la escuela. ¡Ahí no lo van a hacer!, y la lectura es el principal hábito que tenemos que inculcar a nuestros hijos si queremos propiciar su éxito escolar. En entradas anteriores, puedes leerlas más abajo si el tema te interesa, doy algunas ideas sobre cómo lograr, tú y en casa, que a tus hijos les guste leer.
No cedas la responsabilidad de educarlos en las autoridades que no se han ganado que les tengas esa confianza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario